Tu,mi...nuestra.

No olvides que mi necesidad tiene nombre y apellido; mi felicidad fecha de nacimiento, rostro y vida; una familia , amigos y deseos; pensamientos y sentimientos.
Pero sobre todo, una sonrisa que me ilumina día a día para poder seguir hacia delante.
Todo esto es "tu, mi, nuestra" vida.

29 octubre 2013

MARTINI, CHOCOLATE Y "ONLY YOU".

La tarde caía lentamente.
Se notaba que los días iban siendo mas cortos cada día, un minuto menos de sol, pensó ella, y minuto más de luna, pensó él.
Legaron casi a la vez al punto de "encuentro", el maravilloso parque en el que tantas veces habían disfrutado de su compañía.
Eligieron un gran árbol, con una hermosa sombra, para sentarse y reposar junto a el.Se notaba que llevaba siglos plantado. Era altísimo, frondoso, con una maravillosa copa debido a la estación que daba comienzo.
                                 
No sabían muy bien que hacer; hacía tanto tiempo que no se veían, que pensaron que parecía  nunca se hubieran conocido.                                                           
Se miraron a los ojos y de nuevo volvieron a reconocerse.
 Ella seguía tan hermosa como siempre, con su tez blanca, su ojos brillantes y esa maravillosa
 sonrisa que le había enamorado tanto tiempo atrás.
 Él, sin embargo, denotaba cansancio, hastío, desencanto; su pelo se había vuelto cano y lo  que antiguamente habían sido unas pequeñas "entradas", que a ella le gustaba tanto 
acariciar, ahora simplemente eran una incipiente calva, que aunque no le avejentaba, no eran  posibles de disimular.
Como si de un tesoro se tratase, con mimo y cuidado, Anna, tomo su enorme bolso, abrió la cremallera y pidió a Alex que cerrara los ojos. Luego le tomó la mano y se la puso sobre algo duro y suave que había en
el interior del mismo.Supo que eran dos, el mismo número que ellos, dos, algo inseparable.Sin abrir los ojos, Alex supo al momento lo que era y una pequeña lágrima comenzó a resbalar por su mejilla. Ella, aún también se acordaba de lo que les gustaba. Siguió sin ver nada y lo sacó.
Ahora le tocaba el turno de sentir sin ver a Anna. Él, abrío uno de los paquetes, troceó una pequeña onza y se la puso en los labios para que la saboreara. Era negro, puro, amargo pero delicioso, era su chocolate preferido.Mordió lentamente el pequeño trozo hasta que su dientes tocaron los dedos de él.
Anna, tomo el otro paquete, un poco más pesado y voluminoso. No era plano, tenía pequeños montículos que lo hacían un poco más difícil de cortar. Era su  super chocolate, el que él adoraba y tomaba cada viernes cuando se veían. El "gran tesoro", con enormes almendras enteras.
                                   
Anna, partió un buen pedazo, casi dos onzas enteras, y fue poco a poco haciéndolo más pequeño, lo suficiente como para que Alex pudiera saborearlo y a la vez, mascar con seguridad y placer los maravillosos frutos secos.
Cuando ambos terminaron de disfrutar del primer momento, Alex tomó una bolsa, que hasta entonces ella no había visto, y la entregó un pequeño paquete para que ella misma lo abriese. 

Era una caja maravillosa, no en si misma era espectacular, era de tamaño medio, no muy llamativa, sencilla, pero era maravillosa porque imaginaba lo que había dentro. Él también seguía recordando los viernes... 
Deshizo con mimo y entusiasmo el lazo.Tuvo mucho cuidado de no golpearla porque sabía que lo que contenía podría romperse.
Destapó el pequeño cofre y al ver el interior sonrió como nunca hasta entonces lo había hecho.
Saco dos pequeñas copas de balón y una mini coctelera que estaba cerrada herméticamente. También 
encontró en su interior una bolsita con limas troceadas cuidadosamente y una segunda bolsa de frío con 
el necesario hielo y la menta para el toque especial.

   Alex recordaba que ese era su cóctel preferido, que a ella la encantaba que se lo preparase cada vez que estaban juntos. Tomaron las copas, prepararon la bebida y sorbo a sorbo disfrutaron de su momento, en silencio, solo contemplándose el uno al otro y viendo como sol se escondía poco a poco. 
Él había puesto "su canción" en su celular y sonaba  a la vez que fundían sus miradas y sus manos.



Devuelta al coche, cogidos de la mano, en silencio, contaron mentalmente los pasos que de nuevo les volverían a separar. 
Legaron al destino de Anna, abrió la puerta y dejó su bolso en el asiento.
Abrazó a Alex, no quería separarse, pero, sabía que alguien le esperaba en casa; no era feliz pero tenía un compromiso, con su hijos, su mujer y su conciencia...
Por una tarde, habían vuelto a ser "la mujer Martini" y él, "el chico del chocolate". Habían vuelto a ser como antes, felices.                               

23 octubre 2013

UN FIN DE SEMANA...CON SABOR A MADRE Y CAMPANILLA.



Nos habíamos prometido hacia meses que este fin de semana era nuestro, solo para nosotros; sin móvil(solo para urgencias familiares), sin ordenador, sin cámaras...Un fin de semana de relax, disfrute, para compartir nuestros momentos.No sabría a dónde íbamos hasta unos días antes. El paraíso esperaba.
Pese a todo, salimos de Madrid,con el teléfono al 100% cargado y yo con un  pequeño "trabajo" literario por hacer y enviar por el celular en menos de 24 horas... Solo le pedí 20 minutos del sábado para escribir; llevaba muchos días sin haberlo podido hacer y ahora lo deseaba con todas mis fuerzas.
Se convocaba la Primera Edición Internacional de Microrrelatos de un conocido grupo de medios de comunicación y ¿por qué no escribir?.El texto no debía superar las 100 palabras a partir de la última frase que ellos proponían y que nada menos que era el final de la última novela del maestro Vargas Llosa, de título "El Héroe discreto". Nosotros comenzaríamos nuestro texto a partir de aquí:

            “Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión”. 


Tras un sueño reparador, el sábado desperté calentita, entre un edredón que era como una estufa enorme,con un maravilloso desayuno( como los que prepara tambien Nati cuando tiene   invitados, verdaderos placeres) a los pies de la cama y un hambre que me moría.

Desayunamos sin prisa, saboreando cada manjar , mermelada de higos, queso fresco , jamón ,zumo , panecillos y un delicioso café que olía y sabía a gloría.
Retiramos la bandeja y sin salir del paraíso calentito , tomé mi móvil y comencé a imaginar sobre qué quería escribir.
 Volví a servirme una taza más de café y entonces se me ocurrió la primera idea , los sabores ; siempre me evocan recuerdos , como norma buenísimos y gratos , así que , decidí que sobre sabores y recuerdos trataría mi "pequeño cuento". 
Este fue el resultado; evidentemente , no fue el elegido para representar a España , pero solo con el momento que rodeó su redacción y el disfrute que me proporcionó hacerlo , me siento recompensada con creces. 
          
     “Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión"... :

 Sonrió a la azafata que le servía un humeante café.
 Lo bebió pausadamente, saboreando cada matiz.
 Cerró los ojos y vivió de nuevo un  momento de su adolescencia.

           Encima de la mesa de la cocina halló un café recién preparado , acompañado de unas  galletas              aún  calientes, con ese color dorado que tanto le gustaba.


  Miró desde la puerta que daba al patio exterior, y vio en la silla de enea, a su madre sentada,    
  remendando sus únicos pantalones de domingo.



  Era sábado, pero los tendría como siempre listos, porque ella estaba allí…
 ¡Ojalá hubiera estado en ese momento con él, la quería abrazar!.

Terminado.
Estaba decidido, después de pensarlo en cinco minutos y sin querer retocarlo , lo mandé. En el registro de envío pedían un seudónimo , ¡uuuuhhhhmmmm!... pensé , yo soy Liber , simplemente Liber , hace años que no uso uno , pero era requisito.
Dos minutos después lo decidí , "Campanilla", como me llamaban mis compañeras de mi antiguo hospital , por que Isabel , decía que no paraba como ella , la rubia de Peter Pan, que me "escurría" por cualquier rincón y aparecía donde menos se me esperaba ...

Y volví a ser feliz con un café, un recuerdo y un maravilloso fin de semana con buena compañía.

14 octubre 2013

EL PESO DE MI ALMA.



Dicen,que,cuando exhalamos el último suspiro,nuestro cuerpo físico queda 21 gramos más ligero, el peso de nuestro alma.
Para unos,está situada en la intrincada red de nuestros neurotransmisores;otros dicen, que es una chispa divina que crea Dios para gestar nuestra persona.
Para unos, se desvanece cuando morimos;para otros se encamina al cielo o al infierno, dependiendo de cómo haya transcurrido su vida terrenal y otros simplemente dicen que no existe.
Yo hoy he llegado a la conclusión que para mi existe, y me infunde cada día el ansia de vida necesaria para que no se me escape sin darme cuenta.También he concluido que,con cada dolor que se sufre,con cada desdicha y pesadumbre que vivimos,esos 21 gramos, van disminuyendo poco a poco, como si quitásemos una pequeña pesa del platillo de la balanza que la mantiene, y cada vez fuese más ligera.





También me he preguntado si esa ligereza que va adquiriendo,es la que puede hacer que nuestra vida sea más corta o larga, si nos conduce más lentamente o con más celeridad a nuestro fin, tras quedarse fina como un papel de fumar.
Preguntas y respuestas que han llegado tras la llamada de alguien que me buscaba tras haberse separado física y emocionalmente de todo lo que tenía su alrededor, incluída yo,pero que sabía que pese a todo estaba aquí.
Preguntas que resonaban en mi cabeza cuando sentía el dolor que me transmitian sus palabras, y que en un momento, no sabía si era dolor de alma, de corazón o de ambas cosas a la vez.
Ahora, tengo la certeza, de que, al igual que mi alma se hace cada vez más fina con el sufrimiento, también vuelve a "engordar" y suma capas renovadas, cuando recuerdo una maravillosa sonrisa que me han regalado, oigo la voz de alguién que se había alejado y regresa,o simplemente cuando al despertarme cada día veo una maravillosa luz y doy las gracias por el nuevo día y por los que tengo a mi lado.
Mis 21 gramos, seguirán su viaje aún más allá.

01 octubre 2013

UNA FOTO, UN VESTIDO NUEVO, UN BAILE Y DE REPENTE...LA FELICIDAD.


Ese paquete volvió a hacerla feliz.
Era inesperado pero "lo esperaba y deseaba". Francesca, llevaba deseándolo... siglos, no el motivo por el que llegaba, sin duda doloroso como un desamor,si no los recuerdos que le traía.
Lo abrió despacio, mimándolo, con delicadeza, como si su interior contuviera su alma.
Sacó el pequeño paquete y al abrirlo apareció su cruz, la que había sido de los dos. 
Después de titubear un poco, con las manos temblorosas y las lágrimas asomando por sus ojos, rescató del fondo,una cámara;la antigua cámara q tan feliz la había inmortalizado años atrás.
Tras unos minutos con el aparato entre sus manos, llegó el momento de la carta.
La abrió, vio las dos fotos del interior y comenzó a leer.
En ese mismo instante,con el recuerdo, volvió a bailar en la cocina como aquella noche, volvió a ponerse el vestido recién comprado exclusivamente para el.
Volvió a oler a través de su imaginación y sus sensaciones recordadas, las flores frescas que crecían en los laterales de los caminos de los puentes mientras corrían riendo sin preocupaciones.

Posó discretamente para que consiguiera su mejor instantánea
la que el hubiera querido.
Sonrió recordando como Robert la hacia reír con sus historias y sus fotos; volvió a sentir el dulce aroma del tibio baño
y una vez más sintió que el alma se le desgarraba al dejarle marchar solo...
Pero también recordó lo que allí la había mantenido hasta ese momento,y entonces,comprendió que su sacrificio no había sido vano. 
Robert nunca la había olvidado, igual que ella a el. Siempre se habían tenido el uno al otro,pese a la distancia y el silencio, y cuando ella dejará de existir también, estarían unidos.
Volvió a sonreír y por un momento a ser feliz.